Hay temas que parecen intocables. La muerte, por ejemplo.
En nuestro centro, Olga Larrubia consigue lo imposible: que nos sentemos a escuchar, a sentir y a hablar de ella sin miedo.
A través del cuentacuentos Mi tía Enriqueta, nos invita a mirar la muerte sin dramatismos ni tabúes, desde la ternura, el humor y la naturalidad, que sólo da quien sabe contar la vida con los pies en la tierra y el corazón abierto.
Durante la sesión, el silencio se mezcla con las sonrisas. Hay recuerdos, emociones que asoman sin pedir permiso y, sobre todo, una certeza compartida: el duelo no se supera, se atraviesa. Y en ese camino, las palabras son un refugio.
Olga nos habla de las fases del duelo, de cómo acompañar a quien sufre una pérdida y de la importancia de no esconder lo que duele. Porque callar la muerte no la borra; solo nos deja más solos ante ella.
El cuento de Mi tía Enriqueta es el punto de partida para una conversación necesaria, valiente y profundamente humana.
Una experiencia que nos recuerda que educar también es aprender a hablar de lo que cuesta, de lo que se teme, de lo que nos hace vulnerables.
🕯️ Gracias, Olga, por ayudarnos a mirar la muerte sin miedo y la vida con más conciencia.


